El Vertedero del Poeta Loco

Y al final. Todo se resumió en un electrón girando en un mundo que ni el, ni nadie a su alrededor, llegaban a comprender del todo. En aquel mundo, con la suficiente percepción, se podía determinar que no existía la percepción fluida. En aquel suelo de arena, todo eran fotogramas de indecible belleza. Fragmentos perfectamente conectados entre si, quizás para dar una sensación de continuidad. Sólo girando durante el suficiente tiempo, la percepción de la fluidez cambia a la de un fotograma. Algo tan simple, posee un significado tan profundo... Nada es lo que parece, y lo que ves, mucho menos. Donde vez un grano de arena, hay un mundo oculto a tus ojos. En una gota de agua se encuentra toda la vida que llegará a contener tu cuerpo... tan pequeñas las partículas que nos componen... Y qué seríamos sin ellas?

Veo pasar el mundo mucho más rápido. Más fluido. El viento, acaricia mi rostro, la lluvia azota mi cuerpo. Atrás, en el lejano asfalto, se queda el miedo. Pues en la densa jungla urbana, ya sea en Lugo o Calcuta-Madrás. Yo, al igual que todos los ciclistas, soy un conductor más. Veo, que los problemas se desinflan solos. Que mi cuerpo vuela libre del estático cautiverio. La gris monotonía tropieza. Cuerpo, mente y alma. Una sola fuerza. En la velocidad, la máquina cobra vida... Y sólo hay que pedalear! Jugar un poco con la física! Cada uno a su ritmo, sin prisa! No hay carrera alguna que ganar, cuando se monta en bicicleta... Uno penetra en un estado mágico. Se siente liviano, incluso en la mayor cuesta. Porque la pena y el gris del mundo... No son capaces de llegar tan alto. Veo, con un ojo más atento. La naturaleza del viento. Y confirmo, que el tiempo se detiene en el infinito. Veo la velocidad del mundo. El raudo cabalgar del destino. Y confirmo, que ahora,

Y al mover la rueda, y abandonar el recuerdo. vi la luz en la oscuridad insondable. distinto a otras veces, me sentí libre... de toda cadena, atadura o pensamiento. Y floté, hacia otro mundo. Sintiendo zarcillos de pura energía... discurrir bajo mi pecho... en el filo... de la duermevela y el sueño. El miedo, trepó durante un instante. Sólo para ser calcinado por el misterio. Y, desde el mismo, puede sentir lo intangible. Esa energía, que partía de mi corazón. Fenómeno. Perteneciente a otro mundo. Donde la lógica no imponga su férreo mandato. Donde el sueño, tenga un lugar aceptable. Y la locura creativa, sea un camino respetable. Corazón, punto de energía infinita. Misterio en si mismo. Siempre al descubierto. El mundo entero te canta... pero. Alguien realmente te escucha? Habrá un día en que todos. Al mirar a la cara a la vida. veamos algo más en nuestros rostros. Que la fría ciencia. Y espero que ese día. Como cantaba el

En el límite del mundo, recuerdo ver dos líneas que marcaban algo más que el principio. Narua remataba en aquel lugar al que solo puedo llamar ´´espacio``. Y unas enormes llanuras se recortaban más allá. Blancas amapolas, extendidas al infinito. Sin camino, desde la distancia, me sentí atraído... a caminar y perderme en la eterna monotonía nívea. El sueño, me llamaba. El despertar, huía. Giré el timón de mi barca, y puse rumbo hacia tierra. El mar, que prometía tormenta, cesaba actividad alguna. Estático, sin corriente, calma sólo rota por mi aliento. Absorto, apenas reparé en la primera flor blanca... que, a modo de valiente exploradora, dejo atrás la barca. Cuando me quise dar cuenta, ya navegaba a pocos metros de la línea. Error en el mundo, vibraba de un modo muy extraño. Colores imposibles, y chispazos ocasionales. Producidos, quizás... por la más poderosa de las magias. Atrás queda Narua, y mi barca, deja este mundo antes que yo. Movido por el pánico, al mar m

Frenético e incansable. Un origen vacío de todo sueño. Indomable, comburente. carente de combustible. Origen vacío, de sentimientos. Sin memorias ni recuerdos. La habitación en blanco. La cabaña de los sueños... cerrada. Un despertar, temprano? o tardío? como levantarse un sábado pensando que es Lunes. Combustible sin oxígeno. Agujas alrededor, el origen vacío. Las luces se han apagado. El público ya se ha ido. Frenético e incansable. Recuerdo convertido en polvo. Miedo a uno mismo. Dolor en el cuello, marca de pinchazo. Origen vacío de todo momento. Vida sin sentido. Salto al infinito. Caída al duro suelo. Dolor efímero... Origen vacío, final breve pero intenso.

A veces, cuando me encuentro sumido en uno de mis caóticos vórtices de pensamiento. Me pregunto: Qué es el mundo?. Mi primera respuesta a esa pregunta, la más fácil, es: La tierra. Y sin embargo, no me satisface, porque eso, solamente incluye el planeta tierra, de forma general y vaga. Y para mi mente, no es ni la punta del iceberg, para alguien como mi persona, no es una información valida. Por lo que sigo pensando. Y ya dentro, dentro de mis paranoias personales acerca de realidades y dimensiones alternativas. De, puertas de percepción ampliada y el papel que desempeñan los químicos en ellas. Nada sé, al menos de forma fehaciente. Lo reconozco, soy un completo ignorante, y sin embargo, no puedo evitar fantasear con mayor o menor locura acerca de la realidad. Quizás por eso, barajo estudiar Física y Química. Pero, para entender el mundo. Y, me refiero a NUESTRO mundo. Creo, que la clave está en el cerebro, en nuestra mente. Y, en concreto, en ese lugar al que damos de llamar,

Los pies en el agua, los cables en la cabeza. En el fondo del río, electricidad estática. Y estalla en mil millones de partículas de luz y un gran estruendo! Imposible verlo! Es muy pequeño! Está en otro mundo! Y da miedo. Partícula diminuta, inquieta, eterna danzante eléctrica! Convierte el segundo en eternidad con tu estallido electrizante! Convierte el tiempo y el espacio en algo diferente! Partículas eternas, ínfimas, estructura relampagueante! Descargad desde el cielo... Lluvia cargada con un mensaje. Un mensaje, heraldo del gran fenómeno. Mensajeras acuosas, peligro constante! Estalla y demuestra lo que es el presente! Burbujas, y los peces, en distintas dimensiones... Saltando entre segundos, distancias abismales.

El cerebro vaga, embebido en una red infinita. Ahí fuera hay otro mundo, y el alma. Grita. La pantalla, con su aura de medusa, filamentos pegajosos en la vista. Moscas oculares, visores enrojecidos. Destruye, debilita. Muerte a la vida cibernética. Vida al coma tecnológico inducido. Cuando la naturaleza lance su llamado. El ser humano estará sordo, corazón de silicio.