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La Muerte del Corazón (XVI): Tiempo de Deleite

  Cuando lo pienso... Te vio el viento mecerte En aquella plaza de juncos negros. Y el tiempo se paró al besarte Esos finos labios serenos Tañeron las campanas en deleite En aquella tarde sin risas ni tiempos. Y entonces, borracho de tenerte. Rompí este huevo hecho de sueños. Aquí hace frío y no hay ruidos. Y no me da la luz cuando busco sol en la tarde. Admito a la nada, me pesan estos años... cautivos en el milagro de tenerte. Y de vuelta, todo volvió a moverse Con la gente celebrando el mundo con deleite. Pero tu y yo, plata pura y rallado cobre... Nos perdimos en ese atardecer ardiente. Ardiendo, benditos por nuestros pecados. Inmaculada sea la depravación de los amantes Que buscan en las lágrimas diamantes... Como buscan aire los ahorcados. Y viviría en ese tiempo de deleite Hasta que los relojes perdieran sus péndulos. Hasta que el sol saliera por el oeste Hasta que los desiertos fueran eternos. Pero cuando se funden los sueños Despierto solo en este viej

La Muerte del Corazón (XV): Plegaria a la santa inexistente

  Es tu lluvia la que se lleva mis penas Que son de musgo y piedra Como si fuera cristo, lavas mi herida  Como si fuera cuerdo, lees mis poemas. Dime: ¿Por qué ahora cae aguanieve? Si yo sigo podando tu recuerdo en mi jardín. ¿Es porque tu distancia pone el frío? ¿O porque el sol ya no sale para mi?  Llueve, llueve mi corazón en la herida, llueve. Aunque llueva tan frío que sea nieve, derrama... Lágrimas que no son por algo que nunca fue.  Mientras rezo otra noche en el altar que un día... También fue tu cama. 

La Muerte del Corazón (XIV): Quiebro de Caracoles.

Sigue el camino, síguelo hasta el final. Pero el camino es largo y está sucio. Es tierra que cruje al andar y se mete... entre mis pies descalzos que duelen... cuando no puedo más. Y alguien dice: el camino es duro y hay que andarlo. Y alguien ríe, ríe porque está prohibido llorar. Un payaso de traje blanco que sigue el camino... sin tener siquiera pies para andar. Ojalá pudiera dar la vuelta para volver la vista a un mañana que no llegará Una luz escondida en lo profundo de los túneles que se hunden entre las nubes hasta morir detrás... donde la luz casi se podía agarrar. Entendedme, seguimos el camino que nadie puede acabar. En vida, buscando fingiendo calma una luz distante. Y en la muerte, desapareciendo en la lejana oscuridad. Mientras tanto, alrededor nuestra va quedando atrás... todo lo que una vez llegamos a amar. Algunos caminan despiertos, otros no dejarán de soñar. Yo solo oigo el quiebro de caracoles cuando mis sandalias les dan la nota final. Otra alma aplastada en medio d

La Agonía del Corazón (XIII): Últimos latidos.

Voy a dejar de buscar el amor que se me escapa por los tejados como gato al ratón, se lleva mi dolor por no mecerte entre mis brazos. Y ni familia ni destino vuelven dulce el error de añorar lo prohibido entre tus labios de cera y miel, siempre llenos del sabor de todas esas tardes besadas en los bancos. Voy a dejar de buscar ese esquivo amor que me hace esquina en la sombra de los zapatos y escondido entre los pétalos de la blanca flor se ríe de mi cólera, mi lamento y mis halagos.

La Agonía del Corazón (XII): El mundo que dejamos...

  Van dos tubos de pvc flotando por el río Y a lo lejos, en el monte se escucha el aullido... de un lobo, muerto de hambre y de frío atrapado en un sangriento alambre de espino.   Baja el viejo jabalí, ignorando la inofensiva radio a devorar los brotes de maíz del pequeño hortelano y los zorros acuden en masa al pestilente vertedero  donde se asfixian con la boca llena de cortante acero.   Al final, yo quiero ver los hongos brotar en el cielo borrrando el mundo en una sola nota de silencio... y destrucción desenfrenada culminando así el progreso de una humanidad acabada.  

La Agonía del Corazón (XI): Bajo las estrellas...

 Bajo las estrellas, solitario. Al abrigo de un beso bastardo El tuyo, que ya es hielo Aunque todavía salga humo. Y mis lágrimas son rebaño Como estrellas de cristal y acero Perdidos en un viento extraño Que agita un rosal marchito.   Joder, como siento el daño de tus palabras de fuego que ahora ven correr el año siendo solo humo gris amargo.   Y quiero parar el tiempo para que no llegue nunca Agosto y sin vergüenza, para poder lograrlo Me engaño, llenando de nieve el verano.