Que las Campanas me doblen.
Que las campanas me doblen... Por rechazar la lluvia en el pasado, por abrazar la tierra seca y golpear con fuerza a quienes me tendieron la mano. Por no saber el cielo de papel del infierno esculpido en un cartón áspero y mojado. Que lo hagan con más fuerza por los crímenes arrancados de la memoria por el bendito destino. Para otorgarme un olvido, que en gran angustia, no sé si alguna vez, con lágrimas en los ojos, lo he pedido. Que las campanas me doblen... Para castigar mi mala lengua negra, bífida y cubierta de mucosidad verdosa, con su sordo veredicto. Que alcen sus anchos cuerpos de bronce para mirar desde arriba, desdeñosas, al que se arrastra suplicando alivio. Que todo el pueblo señale al que rompió, de sus futuras cartas, todos los sellos y los esparció al viento. ¡Campanero! Que se oiga en todas partes la condena nacida del juicio del corazón del justo. Que las campanas me doblen. Que yo las oiga revisar mis actos pasados, borrosos bajo la marea, con no