Das (2)
OFRENDA. Ella miró hacia atrás cuando alcanzó el Complejo Medusa. La larga avenida descendente se perdía en el infinito donde en pocas horas, decenas de millones de personas comenzarían un nuevo día en la monotonía y la esclavitud de Megapolis. Esas personas, no eran lo que podríamos llamar un ser humano, ya no al menos. Cientos de años de selección genética los había convertido en seres asustadizos y lánguidos de tez grisácea a menudo ausente de cualquier tipo de vello corporal. De hecho, la frondosa mata de fuego de Das había sido calificada como anomalía genética y por ello, no podría engendrar hijos ni tener relación alguna que implicase cualquier posibilidad de reproducción. A no ser, claro está, que un noble la reclamase, en tal caso pasaría a ser competencia de dicho noble, que por supuesto, podría hacer con ella lo que desease, desde casarse con ella a filacterizarla parar alargar su vida. Las anomalías genéticas eran valoradas para el estudio y algunos las coleccionaban