La Muerte del Corazón (XVI): Tiempo de Deleite

 

Cuando lo pienso...

Te vio el viento mecerte
En aquella plaza de juncos negros.
Y el tiempo se paró al besarte
Esos finos labios serenos

Tañeron las campanas en deleite
En aquella tarde sin risas ni tiempos.
Y entonces, borracho de tenerte.
Rompí este huevo hecho de sueños.

Aquí hace frío y no hay ruidos.
Y no me da la luz cuando busco sol en la tarde.
Admito a la nada, me pesan estos años... cautivos en el milagro de tenerte.

Y de vuelta, todo volvió a moverse
Con la gente celebrando el mundo con deleite.
Pero tu y yo, plata pura y rallado cobre...
Nos perdimos en ese atardecer ardiente.

Ardiendo, benditos por nuestros pecados.
Inmaculada sea la depravación de los amantes
Que buscan en las lágrimas diamantes...
Como buscan aire los ahorcados.

Y viviría en ese tiempo de deleite
Hasta que los relojes perdieran sus péndulos.
Hasta que el sol saliera por el oeste
Hasta que los desiertos fueran eternos.

Pero cuando se funden los sueños
Despierto solo en este viejo camarote.
Yo, quisiera bailar para siempre con ellos
Y olvidar todo lo que realmente importe.

Volver a ti para siempre
Entre una multitud de juncos negros.
Bajo un cielo blanco y celeste
Volver con esos ojos de amor llenos.

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