Xoregan.
El cerebro vaga, embebido en una red infinita.
Ahí fuera hay otro mundo, y el alma. Grita.
La pantalla, con su aura de medusa, filamentos pegajosos en la vista.
Moscas oculares, visores enrojecidos. Destruye, debilita.
Muerte a la vida cibernética.
Vida al coma tecnológico inducido.
Cuando la naturaleza lance su llamado.
El ser humano estará sordo, corazón de silicio.
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