0O

Hoy lanzaré mis dados agitando apenas la mano.
Para que los números sean muy seguros.
Y en la propia seguridad encuentre tu abrazo.
Ahí afuera, un cielo nublado augura un mal verano.
Y en el aire flotan destructores estelares diminutos.

Por lo que, sin siquiera mirar, me quedaré adentro.
Sintiendo a lo lejos la vida pasar.
Mientras los dados, manchados de negro en los bordes serrados.
Siguen avanzado por la mesa, sin dejar de rodar.

Sobre su cara superior, ceñiré mis decisiones más profundas.
Esperando que se detengan antes de alcanzar la zona más oscura.
Donde las luces que iluminan la mesa parpadean al ritmo de una voz muda.

Y donde tantos dados se pierden para nunca regresar.


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