Sola. Sin el abrigo de la memoria.

Lloras, tendida ante el amanecer.
Hola, ¿te puedo ayudar a crecer?
No sé, ¿tu crees?

Porque sé que te sientes sola.
Aparecí furtivo otra vez.
Ya, ya, que bien.

Si no te quiere nadie.
Puedes venirte conmigo.
Tú también?

Entérate. De que del frío me río.
Mírame y siente como empiezo a arder.
No! Que no eres de papel!

Toc!Toc! Llaman a la puerta, joder!
Soy yo, me quieres?
Tarde! No eres nadie para mi nuevo ser!

Ya, ya que bien!
Juras, que te vas a portar mejor que ayer?
No sé, aquí me va bien.

Y se quedó, gritando bromas mudas!
Y co-rompió el silencio que había vuelto a crecer!
Nada, es lo que me dejó cuando se fue...

Me cago en tu dios! Joder!

Y la alcanzó, rendida en su cama!
Manchada con el ácido que le bienvendieron.
Los cuervos que sobrevolaban el tejado.

Y lo hizo, porque no quedaba otra opción.

Dejándola desnuda y sola.
Sin el abrigo de la memoria.
Que, cierto, no era de papel.

 Y lloró sin entenderlo.
Bajando las escaleras más negras.
Que había recordado en su vida.

Toc! TOC! Y llaman a la puerta otra vez!
Ya va, que estoy desnudo joder!
Y allí estaba sola, temblando con el frío de la mañana.

Y puso el pie cuando le cerró la puerta.
Sin ánimo, se coló por una rendija.
Tu ganas, me portaré bien.

Y sin hacer caso, se cayó sobre la cama.
Y cuando despertó, dormía aferrada.
La miró y en sueños, se le dibujó...

Una sonrisa. Joder! Que bien!