Malle

Resuena en las montañas el eco de los días perdidos. Están ahí afuera, no puedes oírlos? Algún día podrás levantar la inmensa losa de la certeza que te cubre. Mirar hacia arriba. Rompiendo las vértebras forjadas en concepciones mientras el rayo de la revelación ilumina con fuerza la tiniebla de la noche atormentada.

La verdad descansa en las aguas muertas, ajenas al paso del tiempo. Tu no lo entiendes pero las partículas que te componen se han unido al entenderlo. Tu sangre, tu piel, tu alma. Todo existe como un constructo de propósito que no puedes desentrañar. Porque tu realidad no revela sus secretos.

Algún día te levantarás. Creyendo que todo es un océano de sueños encadenados. En el que las olas son la fuerza que mueven todos tus creencias y actos. Despertarás con el corazón casi apagado, encogido. Con el cuerpo ya oxidado. Y en ello, el velo que cubre la verdad ya no puede sustentarse.

Caerá. Como todos caímos, caemos y seguiremos cayendo. Con la fuerza de mil montañas, el azote de los mares embravecidos y el fulgor de la mayor arma destruyendo tus defensas. Entonces podrás oírlos, sus cánticos, sus lecciones. Lento al principio pero cada vez a mayor velocidad hasta que todo se torne confuso y mareante y la realidad vibre al sol de los tambores primigenios.

Entonces sabrás que todos somos todo. Y que para la realidad, no existe un principio ni un final.

-Malle

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