Horizonte de Sucesos.

Mi lema era, hace un tiempo:
"Ayudar a otros para ayudarme a mi mismo".
Por desgracia, solo era un pobre tonto.
Incapaz de entender otro color que no fuera el mío.
Atrapado en un callejón que apunta al cielo.
Y quien, siendo joven y estúpido?
Alguna vez no se ha caído?

Por desgracia, cuando le vi las orejas al lobo.
Ya no tenía fuerzas para elegir camino.
Ni siquiera para alzar el puño.
Y decir, este soy yo! Esto es mío!
Tiempo! Yo, dios! Te desafío.
Solo pensaba: Ha sido divertido.
 Y para que negarlo, si es cierto.

La tempestad se llevo el puño y el cuerpo.
Y el tiempo, quiso golpear sin aviso.
Y la losa de piedra negra... cayó.
Los años convergieron y el velo se rasgó.
Y ahora, sin tiempo, lo veo todo.
Y lloro por ella, y por ella, y por ella en concreto.
Y aunque a una la amo. Al resto las quiero.

Y el mundo sigue girando.
Pero yo, idiota aturdido.
Ya no estoy en el centro.
Porque solo soy una mota de polvo.
En la curvatura de tu pecho.
Y allí quiero seguir, suspendido.
Hasta que se me apague el tiempo.

Seas quien seas, tu que lees esto.
Sin importar tu edad o tiempo.
Yo te hablo desde la Tierra, encerrado...
En un edificio ruinoso.
Pero tu tal vez ya estés más allá de Saturno.
Lejos de nuestro cielo.
Jinete de cometas, te hablo desde el pasado:

Ama a lo que te es cercano.
Y a partir de ahí, vete expandiendo.
Recuerda, nunca olvides el hábito...
de soñar despierto.
Pues hay poder y saber, en lo profundo...
de tu sueño.
Y además, te será un consuelo si sufres insomnio.

Bueno, bromas aparte, ahora en serio.
En el amor sé siempre sincero.
Porque esa es luz que revela el misterio.
La llave que te ahorrará el infierno.
La máquina que detiene el tiempo.
Busca siempre, en lo más profundo.
En su corazón y en el tuyo, hallarás el secreto.

Yo soy joven pero lo que he vivido.
Me da ya la sensación de viejo.
Y en lo poco que he aprendido.
Ya no levanto el puño contra el Tiempo.
Porque haré lo mejor que sepa con el que se me ha dado.
Y estaré todo lo posible con lo que más quiero.
A ella, a él, a ella... y al resto.

Pero es a Ti a quien te digo.
Ama con fuerza, aprovecha tu tiempo.
No dejes que triunfe el frío.
Porque cuando se agote mi cuerpo.
Espero ser el oxígeno que expulsas tras ese beso.
Espero ser parte de ese corazón acelerado...
Que late con fuerza durante el sexo.

Espero ser esa mota de polvo.
En la curvatura de tu pecho.
Y juntos, en millones, nosotros...
seguiremos siendo parte del mundo.
En continuo amor atómico.
Cambio eterno en el firmamento.
Cuando sea polvo...

Espero ser parte de nuestro núcleo.

Cuando era joven y necio:
Mi lema era una oda a mi ego.
Ahora que he ya no miro mi ombligo.
Ha cambiado el mundo entero.
Ama con fuerza, aprovecha tu tiempo.
Siempre será parte del mundo.
En la unidad del recuerdo.

Que nos canta el universo en silencio.

No te enfades con los que amas.
Porque nunca sabes cuando acabarán sus días.
Ni si el siguiente segundo será el último.
Y yo, llorando en silencio, te digo:
Que sé lo que es enfadarme con alguien a quien amo.
Y al siguiente recuerdo, ver que se ha ido.
Delante de una tumba, donde descansan sus memorias.

Se acabó su tiempo.
El mío continúa.
Pero solo puedo llorar en silencio.
El recuerdo que se difumina...
en el vacío, etéreo.
Hasta que su rostro se cristalice en mi cerebro.
Y olvide por qué alcé aquel puño.

Y lloraré mientras me consumo.
Porque de algún modo...
con su marcha, se lo llevó todo.
Y a un extraño tiempo...
uno se queda, cuando acepta el regalo, más completo.
Y aún así, las lágrimas, de vez en cuando...
encontrarán su camino y seguirán saliendo.

Pero ni siquiera el llanto es eterno.
Porque en el final del camino.
Seremos el polvo que formará el desierto.
Las hormonas de ese primer beso.
El espermatozoide ganador del premio.
Las células que formarán tu cuerpo.

Y cantaremos. Libres del llanto, unidas de nuevo.
En una canción que ahora otros cantan por ti ahora mismo.
Como cantan por mi, desafiando al Tiempo.
Invulnerables ante su puño.
Desafiando con alegría al destino.
Cantan sin tristeza cuando abrazas a tu hijo.
Creando lo que algunos llaman dios.

No tengo miedo de vivir mientras pueda hacerlo.
Ni de gritar desafiante al vacío.
No tengas miedo del alzar el puño contra el Tiempo.
Gritando: Estoy vivo!
Porque cantaremos contigo, amándote en cada segundo.
Siendo el polvo que se asienta en la curvatura de tu pecho.
Esperándote más allá del Tiempo.

Hasta que nos toque empezar de nuevo.
O romper el ciclo, hacia un nuevo destino.
Una canción eterna, un amor constante en cada soplo de viento.
Un espacio donde seamos de nuevo.
Donde pueda abrazarte y decirte; Lo siento.
Donde el mundo se muestre tal y como es: perfecto.

Pero mientras tanto, confía en la palabra de este loco.
Yo te daré ayudaré a recoger el oxígeno.
Otro será ese crucial glóbulo rojo...
que necesitas para ganar ese partido.
O el polvo que barrerás de tu habitación, molesto.

Pero estaremos juntos, desconocido.
Más allá del espacio y el tiempo.
Sin recordarnos pero unidos de nuevo.
Una y otra vez, en el polvo del anillo de Saturno.

Y yo ahora, dejaré de escribir y de llorar en silencio.
Pues todo lo que he dicho.
Lo cantaré cuando se acabe mi tiempo.

Porque este cuerpo, aun enfermo, sigue siendo un gran tesoro.
Y gastaré todo el tiempo que pueda, en vivir junto a lo que quiero.

Hasta entonces! Nos vemos más allá del tiempo!
Probablemente, como una mota de polvo...
En la curvatura de tu pecho.


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