Observación: Vómito.

Lo mire por donde lo mire, sin importa el extremo moral; No soy una buena persona. Y dirás "Pues yo creo que" pero antes de eso, por favor, escucha lo que tengo que decir. Porque lo primero que hay que saber acerca de mi es un concepto muy simple: Antiser.

Soy, en primer lugar, un mentiroso y un manipulador. Ignoro si es de nacimiento o si algo me condicionó a ser así y la verdad es que tampo me importa. Lo que hay es lo que ves y dentro de mi no verás nada que no haya sido cuidadosamente construido durante años. Todo lo bueno que pueda ser o lo malo, obedece a una determinación consciente. Y detrás de ella, solo hay cobardía y miedo.

El autoconcepto no puede estar deformado, como dicen algunos porque simplemente sé quien soy. O al menos, lo sabía. Ahora, muchos recuerdos han desaparecido y el esquema está lleno de zonas en blanco. Es una amnesia? Un daño cerebral? Un síndrome de estrés post-traumático? Lo ignoro.

Pero trocito a trocito, todo surge. Ladrillo a ladrillo el horror se reconstruye. Desde el violador, a lo violado, las flores no se marchitan porque son de plástico. Y esta metáfora es un enigma en si misma.

Uno de tantos.

Decir que duele es quedarse bastante corto. Al fin y al cabo, el dolor es algo que una mente desquiciada soporta durante toda su vida; Ansiedad, depresión, trastorno... dolor mental e ineludible más allá de las nieblas farmacéuticas. CUANDO desperté en ese hospital, quise saltar por la ventana sin motivo.

Cuando la red de mentiras, de engaños y de peones que he creado se revela, veo el por qué de ese salto. Palabras dichas hace tanto tiempo siguen atando cosas, ejerciendo efectos, fijando cadenas. La palabra tiene valor y la palabra adecuada es la llave a los deseos y los alivios. Es fácil usarlas para tirar de los hilos correctos y hacer que la marioneta mueva una mano...

Pero quién me controla a mi?  Quién manipula al manipulado? Quién esconde la mano con todos los hilos? Nadie. No hay nada.

Y sé de lo que hablo porque hasta hace poco hubo una mano. Una mano que yo mismo moví para que tirara de ciertos hilos. Una mano joven, parecida a mi mismo, que amé con locura para llenar un vacío: el mismo vórtice con el que desperté hace tanto tiempo en un día indeterminado.

Ahora reconozco ese vacío, que es la falta de voluntad para hacer cualquier cosa. En el fondo, yo lo único que quiero es desplomarme en un lugar cómodo y cálido hasta que la infección de las úlceras me devore por completo. No aspiro a nada, tras todo lo que siento hay un vacío perpetuo que no puede cerrarse y que no acepta hacer las paces.

Lo quiere todo. Y todo es lo que soy: nada. Y por eso no se calma. No puede.

Si hubiera vanidad genuina, amor, valor, amabilidad, empatía o cualquier otra cosa no construída... podría saciarse. No la hay, nunca la hubo y estaba ciego al pensar que construirla de cartón piedra podría engañar al mejor mentiroso.

En un mundo lleno de mentira por todas partes. La verdad es el arma más letal y poderosa. Y hace poco más de una semana, por retirar uno de esos hilos antes mencionados, simplemente decapité cualquier relación posible. Os lo resumo: la manipulé, nunca la amé, le hice daño.

Soy un hombre blanco, varón heterosexual y sin embargo, no creo que haya tenido una vida como tal hasta que empecé a construirla de valores caballerosos que me infundían la sensación de que por una vez, hacía lo correcto. POR UNA VEZ podía dejar de llorar y usar mis tristeza para sanar a otros. Con pocos lo conseguí si es que se le puede llamar éxito...

Me prometí, me juré, no volver a ser el mismo nunca más. Huir de todo lo que era y convertirme en lo mejor que podía ser: No lo he conseguido.

Solo he logrado cansarme cada vez más. A medida que poco a poco, perdía todo lo que me hacía ser yo. Y como duele, como una herida en carne viva. Irónico que mi mayor engaño fuera hacia mi mismo diciéndome que nunca más volvería a usar máscaras justo cuando me puse la mayor de todas.

En el fondo de todo, solo soy un niño perdido que no entiende lo que le rodea y se ha encerrado en una burbuja de fantasía. Su fortaleza, su inquina, su bondad... todo son bravatas que solo tienen como objetivo ocultar una verdad que intento ocultarme:

DENTRO DE MÍ NO SOY FELIZ. TENGO MIEDO. TENGO FRÍO. ESTOY CANSADO. NO QUISE NI QUIERO HACER NADA DE ÉSTO. NO QUISE HACERLE DAÑO A NADIE, SOLO QUISE JUGAR Y HACER AMIGOS. SOLO QUISE TENER A ALGUIEN QUE JUGASE CONMIGO. NO SOY MEJOR QUE NADIE. NECESITO AYUDA.

En resumen. Sigo siendo aquel niño que se columpiaba solo en el parque.

He intentado quitarme la vida en cinco ocasiones... pero no quiero morir. En el fondo, quiero levantarme, romper la burbuja, quemar la red y ser libre! Pero la libertad solo implica un nuevo tipo de cadena.

Un poco más holgada. Nada más.

Libéralo! Déjalo salir! Que queréis? Que muera? Todo le hace daño y aún recuerda y se le clava el primer intento de hacer un amigo. Ese ridículo que tanto llena mi vida y he convertido en mi píldora más ácida.  

Puedo seguir adelante. Adelante, siempre adelante. Hasta que ya no tenga pies, ni manos y avance reptando. Seguiré siendo el mismo aunque más viejo, más cansado y más huraño. Pero el niño seguirá solo, ahí dentro, atrapado en su red de mentiras.





Comentarios

Entradas populares de este blog

Todo va a ir bien...

A merced do lobo. (Galego)

Y si te caes...