Este lugar no es más que el cagadero mental al que van todos los desechos que escribo.
Llevamos más de siete años sin un comentario y está bien así.
Siéntete en tu casa.
Hay palabras para la tristeza. Palabras para el desánimo. Palabras para el dolor. Pero hoy sus gritos no silenciarán el corazón. Los piés sobre la silla, desnudos o calzados, once de la noche y merece la pena que suene de tu ser radiofónico un suspiro de satisfacción. Afuera llueve, el aire es frío. Pero ah... café, un libro y de fondo algo muy chill. Almohada perfecta para dejar pasar el tiempo. Has trabajado duro. O quizás no y simplemente estás cansad@. Sin reproches. Haremos de este nuestro rincón al ritmo de los suaves beats que inundan la habitación. Disfruta. No te ralles. Tienes mi palabra de que es lo mejor. Cierra los ojos y déjate tragar a los bajos fondos de la cama o el sofá. Sin buscar respuestas, sin perseguir brujos o brujas. Solo disfrute, solo descansa. Solo existe.
Hoy yo te he visto bailar. Como los derviches en el desierto. Girando sin moverte del sitio. Como un peonza que nadie quiere parar. Profunda armonía y envidia. De ritmos que no son imitables. Sabores profundos en pasos geniales. Tu alma es la de la mejor bailarina. Cuantas caídas han hecho falta? Miles de bocas sabiendo a sangre... y a polvo. Y todas arriba de nuevo sobre una magullada rodilla... porque puede que el bailarín caiga. Pero nunca se detiene el ritmo. Y si te caes volverás a incorporarte. Con una sonrisa torcida. Y una mano amiga para levantarte. Y si te caes, no llegarás a rendirte. Pues es una lección cada caída. Y estaremos ahí para ayudarte. Hoy yo te he visto danzar. Como los derviches en el desierto. En equilibrio casi infinito. Como si fueras un sistema solar.
Sigue el camino, síguelo hasta el final. Pero el camino es largo y está sucio. Es tierra que cruje al andar y se mete... entre mis pies descalzos que duelen... cuando no puedo más. Y alguien dice: el camino es duro y hay que andarlo. Y alguien ríe, ríe porque está prohibido llorar. Un payaso de traje blanco que sigue el camino... sin tener siquiera pies para andar. Ojalá pudiera dar la vuelta para volver la vista a un mañana que no llegará Una luz escondida en lo profundo de los túneles que se hunden entre las nubes hasta morir detrás... donde la luz casi se podía agarrar. Entendedme, seguimos el camino que nadie puede acabar. En vida, buscando fingiendo calma una luz distante. Y en la muerte, desapareciendo en la lejana oscuridad. Mientras tanto, alrededor nuestra va quedando atrás... todo lo que una vez llegamos a amar. Algunos caminan despiertos, otros no dejarán de soñar. Yo solo oigo el quiebro de caracoles cuando mis sandalias les dan la nota final. Otra alma aplastada en medio d...
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