Sentimiento Falso.
Era Yo!
Y desesperado, me golpeé contra aquella pared gris de recuerdo y miedo.
Sollozaba en lágrimas de polvo y pude comprender...
la causa.
El motivo del abandono de la habitación.
No era el tiempo el que había causado aquello.
Eran las lágrimas de los otros frascos vacíos y almas rotas...
que despertaron en aquel lugar.
Porque...
Aquellos que están vacíos por dentro. No tienen agua que derramar.
Y en aquel lugar impío, triste y reflejo.
Eramos frascos vacíos, sin perfume, abandonados en un olvidado teatro.
Estatuas de rasgos borrados, incapaces de hacer otra cosa aparte de llorar polvo...
y vagar por la horrenda habitación de arena gris.
Con el tiempo, aprendí a destruir trozos de mi mismo.
Y como otros que yacían en el suelo, mutilados...
quemé mis alas para causarme un sentimiento...
el único sentimiento válido en aquel emplazamiento.
Dolor.
Y como muchos otros antes. No pude evitar compartir mi descubrimiento.
Y juntos, quemamos nuestros rostros hasta desfigurarlos por completo.
Cuanto más dolía, más auténtico parecía. Aunque en el fondo...
sabía que era un sentimiento falso.
El vacío era el mismo, y destruirse no hacía si no incrementar su presencia.
Por eso había mutaciones, malformaciones, y caparazones resecos.
Víctimas de la adicción al dolor para cubrir el hueco.
Algo de calor para aliviar el frío.
Pero no era más que un engaño, un sentimiento falso.
A pesar de todo, era lo más auténtico que conocía.
Y sólo me detuve cuando fue imposible continuar...
Cuando no tuve brazos ni piernas para hacerlo.
Y contemplaba impotente como otros seguían los mismos pasos.
Pero, me había arrancado la boca, los dientes y la lengua.
Y no podía si no contemplar en silencio.
Mientras sollozaba lágrimas de polvo.
Fue lo único que pude hacer...
Hasta que llegó la maquina.
Y desesperado, me golpeé contra aquella pared gris de recuerdo y miedo.
Sollozaba en lágrimas de polvo y pude comprender...
la causa.
El motivo del abandono de la habitación.
No era el tiempo el que había causado aquello.
Eran las lágrimas de los otros frascos vacíos y almas rotas...
que despertaron en aquel lugar.
Porque...
Aquellos que están vacíos por dentro. No tienen agua que derramar.
Y en aquel lugar impío, triste y reflejo.
Eramos frascos vacíos, sin perfume, abandonados en un olvidado teatro.
Estatuas de rasgos borrados, incapaces de hacer otra cosa aparte de llorar polvo...
y vagar por la horrenda habitación de arena gris.
Con el tiempo, aprendí a destruir trozos de mi mismo.
Y como otros que yacían en el suelo, mutilados...
quemé mis alas para causarme un sentimiento...
el único sentimiento válido en aquel emplazamiento.
Dolor.
Y como muchos otros antes. No pude evitar compartir mi descubrimiento.
Y juntos, quemamos nuestros rostros hasta desfigurarlos por completo.
Cuanto más dolía, más auténtico parecía. Aunque en el fondo...
sabía que era un sentimiento falso.
El vacío era el mismo, y destruirse no hacía si no incrementar su presencia.
Por eso había mutaciones, malformaciones, y caparazones resecos.
Víctimas de la adicción al dolor para cubrir el hueco.
Algo de calor para aliviar el frío.
Pero no era más que un engaño, un sentimiento falso.
A pesar de todo, era lo más auténtico que conocía.
Y sólo me detuve cuando fue imposible continuar...
Cuando no tuve brazos ni piernas para hacerlo.
Y contemplaba impotente como otros seguían los mismos pasos.
Pero, me había arrancado la boca, los dientes y la lengua.
Y no podía si no contemplar en silencio.
Mientras sollozaba lágrimas de polvo.
Fue lo único que pude hacer...
Hasta que llegó la maquina.
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