La Casa Está Vacía.


Tras el tiempo infinito.
La casa está vacía.
Atrapada, sin remedio...
en el instante eterno...
que tras años de ruido...
permanece por siempre en silencio.
Ha pasado el grito autoritario.
El:-Eh!. Tráeme un culín de vino!-.
Ha pasado la artificial cantinela de Pokemon...
que reverberó en cada rincón.
Y debo decir, con el pensamiento quebrado.
Que siento pena en mi corazón.
El gato, junto conmigo, es mudo testigo...
de la llegada del eterno segundo.
Y veo, como el reloj de este lugar...
Se ha detenido... por completo.
No volverá a moverse, y parece, que nunca se haya movido...
Parece... como si todo hubiera sido un sueño.
En verdad existió? Y si es así...
Por qué parece que el reloj y el cenicero quieren negarlo?
Cuando yo me vaya... nadie podrá relatar lo que vi.
Pues la historia, yace cubierta por la escarcha del silencio.
Vacía...
Tras el vacío mecánico...
la casa está vacía.
Y aunque todavía resta un alma...
yace ahora atrapada en el silencio.
Prisionera de una duermevela depresiva...
que nada dentro del silencio, puede disipar.
Pues aunque canta el pájaro...
y retumba la lavadora.
El sonido se pierde en la nada.
Dando un aspecto irreal, confuso, un simple farsa.
Esta casa, ya no comparte la realidad de este mundo.
Ahora, ya no pasa el tiempo.
El vaso de vino se cubre de polvo.
Las fotos, clavan el recuerdo cáustico...
en la primera mirada pasajera.
Disolviendo el ánimo y envenenando el alma.
Y mientras...
Yo, mudo testigo de la llegada del silencio.
Intento, por todos los medios, no estar triste.
Pero de mi intento, parece burlarse el mismo silencio.
Y sufro, cada segundo, el ataque del recuerdo... Duele.

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