Lluvia.

Lluvia.
Una gota. Una gota que cae del cielo... una gota de agua... le sigue otra.
Otra más se precipita. Con la tercera, llega una cuarta.
A la cuarta se le une otra gemela, bailan juntas en su breve caída.
Piano, piano... suave toca mientras la primera se estrella contra la hoja.
Y de la quinta hasta la décima, en sucesión fresca y clara se precipita.
Piano, piano... puedes imitar su danza? Puedes copiar su voz silenciosa?
Ya rondan la veintena, la centena, visitando a sus parientes en la charca.
Canta la rana, agradecida, por la gota que baja por su garganta.
Piano, piano... al compás del millar tu nota suena...
Donde estás? Amada perdida, tu vestido hecho jirones, al igual que tu cordura.
Millones ya reunidas, con tono acuoso comienza su charla.
Derretida, derretida,la suerte líquida, la dulce esencia de la vida.
Piano, piano... por qué buscas seguirla? Eres de madera...
por desgracia, sólo tus notas vibrarán en su forma.
Y lentamente, una a una, forman charca, forman laguna.
Traen la vida a la tierra yerma, surge de la novia su pariente, la lágrima.
Piano, piano... ahora participas en su danza, marcarás tu la siguiente nota?
Piano, piano... no te aflijas, tu vibración es pura y maravillosa...
pero no puedes siquiera soñar con igualar...
A la dulce, divertida, silenciosa y pequeña gota...
Que al final de su infinita caída... ve el silencio eterno cesar.

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