Crónicas de un despertar 2/3: Paranormal.

Paranormal, que es paranormal?. Cuando un hecho abandona la categoría de científico o explicable para ser apartado al cajón de la bula y el escarnio Paranormal?. Que es algo paranormal? Algo que no tiene cabida en nuestra mente? Algo que desafía nuestras torpes leyes actuales? O simplemente se trata de lo inexplicable?... No lo sé, no he buscado nunca su definición en un diccionario o siquiera en Wikipedia... No tengo ni la más remota idea de que significa dicho vocablo... por ello, en mi ignorancia, utilizaré este término para definir aquellas cosas que me han pasado a lo largo de mi vida que no encajen dentro de ningún otro bloque o cajón archivador.

Algo paranormal, por ejemplo, es la actividad que realicé ayer al salir de mi sesión de Reiki semanal. De buena tinta saben, los que me conocen, que no soy una persona común y corriente en casi ningún aspecto. En cierto modo, eso me gusta, aunque a veces me condene a la completa soledad. Es mi estigma, mi carga y mi pecado... pero como yo no lo veo como un problema, no es nada. No significa, ni crea problema alguno... y podéis creerme, me ha llevado mucho tiempo lograr esto.

Pero no me voy a desviar del tema. Salía ayer yo, flotando en una nube de felicidad (Eso de que la luz y la energía te atraviesen sienta muy bien), cuando me decanté por adornar mi paseo con una serie de piezas musicales de mi agrado. Todo muy bien, la música suena, nadie por la calle, yo en mi nube... Pero...Oh!, mi cuerpo se mueve solo!, meciendo los brazos rítmicamente al son de la pieza musical (Que dejaré en el final de la publicación). Esto, ya de por sí, es extraño. Persona que me conozca, sabrá que soy completamente incapaz de seguir los ritmos más sencillos con mi cuerpo... pero en este caso, fue distinto. Mi cuerpo fluía con la canción, sin yo proponerme siquiera moverme. Pero la cosa no terminó ahí... Oh no, para mi dicha, acababa de empezar.

El climax de esta canción, en condiciones normales, es capaz de provocarme punzadas puras de felicidad. En este estado... Oh!, me sentí transportado al cielo... y sin comerlo ni beberlo, corría por el puente romano dando saltos y cabriolas totalmente anómalas a mi agilidad natural. Algo parecido me sucedió una noche de consumo de MDMA, cuando comencé a dar saltos, volteretas y acrobacias imposibles en mi estado normal... Esto, era MDMA cubo. No por el placer interior (Que sinceramente, creo que es imposible de igualar), si no por la claridad mental, el desvanecimiento del ego, la felicidad y alegría supina que no podía contener un cuerpo inmóvil... Era pura energía, no podía permanecer quieto y corría en un sprint celestial a través de la calle de los gatos, sin parar ni un segundo, dando vueltas sobre mi mismo y saltando hacia ninguna parte. A esa velocidad, un golpe o un choque podía terminar con una rotura... Pero a mi alma no le importaba en absoluto, el mundo había cambiado y me hallaba en comunión con mi ser interior... Eramos dos, unidos en uno. Terminó este estado con la pieza musical? NO!, a esa pieza le siguió otra, y a esa otra, otra todavía mejor... A las doce y media de la noche, un lunes, dando saltos y cabriolas imposibles mientras la energía fluía en mí, mientras mi ego se disolvía en la nada... Mientras la nada y yo eramos el todo!... Eso, eso es algo que considero paranormal, en el buen sentido.

Por desgracia, antes de que este hecho de felicidad supina se manifestase ante mí, han pasado muchas otras cosas paranormales. Muy pocas del mismo palo que describo anteriormente, muy pocas, en comparación con las de otros palos muy diferentes. Pero iremos viéndolas cronológicamente, una a una.


La Voz.

La primera de la que tengo consciencia clara es de esta. Caracterizada por una voz insidiosa que susurraba veneno untado en miel en mi cabeza. Envidia, odio, miedo e ira eran sus armas principales. Los logros de este suceso pueden verse a lo largo de toda mi depresión, sin embargo, esta voz data de antes de que esta comenzara. Se convierte en una gran amiga de la depresión y finalmente es la que me induce a mis dos intentos de suicidio. Fracasa y se diluye. La considero suceso paranormal por la claridad de la voz, su firmeza y su, a veces superior, control sobre mí... Pocos recuerdos más poseo al respecto, estallidos de ira, planes homicidas y carencia de empatía extrema son algunas de sus obras. Desapareció por completo en cuanto mi armadura estalló.

Las Sombras.

Antes de nada, debo decir, que aunque tildo a estos seres como sujetos paranormales. No creo que aquellos que durante meses me atormentaron, tengan algo que ver con los hechos acaecidos en la etapa que describo a continuación.

Desde siempre he creído en las historias de fantasmas. Al principio, lo hacía porque me asustaba de forma terrible la muerte, y, a mi entender de infante primerizo y sabelotodo. Los fantasmas eran la prueba real de que había vida tras la muerte. Esta visión, cambió de forma radical con la llegada de la voz y la depresión, con el tiempo, comencé a interesarme por el ocultismo. A un nivel de cobardía total y completa y un miedo dejado atrás solo por la indiferencia de lo que le sucediese a mi alma. Impulsado por la voz, recorrí ciertas páginas que no solo hablaban de satanismo y rituales espantosos, si no que también los describían con todo lujo de detalles. Algo, en lo que yo, y no me importa confesarlo,  hallaba un mórbido interés que fue finalmente evaporado por el miedo terrible a que alguno de los seres que adoraban olfatease mi miedo y se abalanzase sobre mí para arrastrarme a un paraje que no mencionaré.

Por ello, de la curiosidad y el morbo pasé a una etapa de pavor hacia todo lo paranormal. Pavor infundado, me dije, tras meses sin incidencia espiritual alguna... No podría estar más equivocado.

Sucedió cuando yo, caía de nuevo, en una fulgurante depresión, momentos antes de que mi armadura reviviese y se lanzase sobre mí de nuevo. Mi estado mental no era negativo, era lo siguiente. Vivía en una burbuja de Nihilismo absoluto con todo aquello que se encontrase fuera de ella... Y eso, no es sano mentalmente.

Recuerdo perfectamente el suceso, yo regresaba de clases de cocina, tras un duro y roto día gris. Cuando me detengo en mi portal y abro la puerta a lo que recuerdo que era una anciana con un andador. Entro en mi portal y... Puff!, estoy de nuevo fuera, con las llaves en la mano. Mi corazón da un vuelco y miro hacia la dirección por la que se fue la anciana... No hay tal anciana, no hay persona alguna. Una angustia terrible se apodera de mí asciendo rapidamente hasta mi casa. Esa fue la primera sombra.

Días antes de la muerte de mi abuela, caminaba por mi calle a altas horas de la noche, cuando un sujeto vestido de negro y encapuchado se cruza conmigo. Musito un: -Buenas noches- que queda sin respuesta y sigo avanzando. A los pocos metros siento un escalofrío y me giro... No hay nadie. Quedaban todavía decenas de metros de calle y tras unos segundos... No hay nadie.

Con la muerte de mi abuela, todo se fue al cuerno. Un barril de cordura y positividad en mi interior se quebró en dos. La más absoluta desolación se cernió sobre mí, sentía que ya no tenía corazón alguno al que aferrarme. Llegué al extremo de encargar uno de madera para poder sentir que tenía algo... hasta a entregarlo a alguien, para saber si ganaba algo de vida... Todo fue inútil. Y para más inri, las sombras se multiplicaron. Ahora ya las veía a plena luz del día, en lugares como mi escuela o entre la gente. Captadas por el rabillo del ojo. Seres de aspecto humano, o completamente amorfos de puras sombras. Entidades, que, con su aparición, relegaban mi mente consciente a un ámbito puramente observador, dejando al instinto actuar libremente, sin ataduras.

Algo se resquebrajaba en mi interior, y yo empezaba a notarlo.

El punto culminante de este periodo de sombras y fantasmas nace con el incidente que acontenció un mes después del fenecimiento de mi abuela. Cuando mi cordura saltó por la ventana y mis ganas de vivir se estrellaron contra el suelo, feneciendo hasta ese día.

Sucedió el 15 de marzo de 2014. Aquel día, yo me encontraba raro, quizás a modo de preludio de lo que me acontecería aquella noche a las 6:30 de la mañana, mi cuerpo se dedicó a dormir desde las 12 del mediodía a las 9 de la noche. Algo realmente insólito en mi. Permanecí despierto hasta las 3:30, momento en  que retorné a mi cama, extraje mi e-book y me puse a leer Grandes Esperanzas, de Charles Dickens. Durante tres horas, leí con devoción, buscando entrar en aquel mundo gris que pese a sus penurias y miserias, parecía ser mucho mejor que el mío. Resignado a que aquello nunca pasaría, me decanté por poner música en el móvil y apagué la luz.

El horror me despertó, no podía mover el cuerpo, cualquier intento de desplazarme desembocaba en una serie de terribles calambres que azotaban mi mente. En el umbral de mi cuarto, la puerta se abrió y escuché un único paso... El miedo me atenazó hasta límites que jamás había conocido, nunca he sentido tanto miedo en mi vida, no era miedo, ni terror, era horror, un horror que me hacía desear morir con tal de no vivir más aquella situación. Algo se encontraba dentro de aquel cuarto conmigo, algo que yo no podía vislumbrar y que era más seguro no hacerlo. Algo que me hizo, saltándome mi Odinismo convencido, rezar el padrenuestro y el ave maría mientras mi alma lanzaba gritos desgarradores... El punto culminante lo cubrió mi percepción, cuando, en medio de todo aquel horror, recordé que la luz no estaba encendida... y que el móvil no sonaba. Y aquello, aquel simple hecho, el que la melodía de Ska-P no llegase hasta mí, fue algo tan terrible que desembocó en un intento supremo de escapar y de debatirme, que en medio de estallidos de dolor terribles, desemboco en la inconsciencia.

Aquel incidente me condenó a pasar en vela la noche entera siguiente, a poner un vaso de agua bendita en la repisa y a empezar a vislumbrar la oscura silueta del cementerio en la lejanía... otro ataque de esa clase y no sobrevivo- pensé. Mi vieja faceta de cazafantasmas regresó, y con ella, un miedo terrible hacia todo aquello que investigué en el pasado. Las paginas satanistas, lo rituales demoníacos, el ser que me perseguía, todo empezaba a encajar. Con aquella vertiente de pensamientos, me decidí a investigar e indagar en busca de protecciones, el agua bendita, por placebo o por acción real. funcionó.

El segundo incidente, de carácter similar al primero, sucedió de forma mucho más atenuada. Notaba a la presencia en mi cuarto, pero a diferencia de la vez anterior, no tuve demasiada dificultad en moverme e ignorar a la entidad, que resolvió, tras unos instantes, marcharse.

Sin embargo, aquello no era precisamente una victoria, más bien, se trataba de una confirmación de que algo iba tras de mí. Con ello, la visión del cementerio o el manicomio se acercaban de forma vertiginosa.

Aquí acaban los hechos sobrenaturales del palo esotérico. Llamados así por mi creencia anterior en que esos seres de sombras me perseguían para acabar conmigo y atormentarme. Actualmente, creo que simplemente se trataban de malos pensamientos materializados, producto de mi retorcida y negativa mente que perpetuaba las visiones en el tiempo y con frecuencia cada vez mayor.


Lo paranormal de carácter psicodélico comenzó, cuando, determinado y asimilado el que iba a morir o ser encerrado en un manicomio, decidí no partir de este mundo sin probar lo que tantos me habían aconsejado... con tantos, me refiero a un grupo de amigos que me animaba, viéndome en caída libre hacia el abismo, a probar algo diferente.

Sucedió como suceden estas cosas, cuando menos me lo esperaba, una llamada, simple y llana que acudió a mí, citándome en el piso de un amigo a consumir media ración de Psylocibe Hollandia. Una especie de trufa alucinógena.La media ración, por mi dejadez e imprudencia, se convirtió en ración y media (Algo bastante alto para ser la primera vez que consumía). Entonces comenzó el caos.

La realidad se partió en dos: Gente de diez metros me saludaba y medusas gigantes rojas volaban por un salón. Pasillos infinitos daban lugar a estancias repletas de sombras, sombras de las que ya no sentía temor alguno, ahora, en mi despegar psicodélico, me reía a mandíbula batiente mientras se desvanecía. Otro yo se reflejaba en un espejo del baño, seres horrendos volaban sobre el firmamento de la ciudad. Un viejo chamán indio, con su aprendiz, daba pie a conversaciones inteligibles... Y todo ello, aderezado con un caos mental que dejaba en evidencia cualquier comedura de coco como algo sin importancia alguna.

Del piso pasé a vagar por las calles, completamente puesto de una sustancia psicodélica, por primera vez, no sentía miedo, por primera vez, no me importaba en absoluto la gente, solo era un observador en un mundo extraño que se desplegaba ante mí.Vi un parque de Los Condes infinito, un dragón en un árbol y el tiempo desapareció para no volver hasta el día siguiente. En aquel momento, deseé tener a alguien a mi lado y llorar con besos todo lo que había pasado... pero no había nadie, así que, regresé a casa.

Y en mi casa, el horror se manifestó de nuevo. En forma de paredes que sangraban, habitaciones imposibles, cuadros que escupían caras diabólicas, relojes milenarios que sonreían en muecas terribles y un cuadro que reflejaba la belleza absoluta del amor de una hija hacia su madre. De esta guisa, tomé a mi gato, y enuncié entre lágrimas a los espíritus que pululaban por mi casa, que si ellos seguían allí a la mañana siguiente, les empezaría a cobrar alquiler. Acto seguido me fui a dormir... y desde entonces adoro Animal Collective.


La primera experiencia psicodélica la califico como el caos más absoluto. La califico como una enseñanza vital, acerca de que podía acabar mucho peor de lo que estaba. En ese momento, bueno, las sombras, los miedos y los fantasmas se fueron de un plumazo: A veces pienso que lo del alquiler no fue tan estúpido como pensaba.

El mundo había cambiado por completo, todo era distinto, donde antes había mal puro ahora veía simplemente confusión. Mi visión cambió de forma radical y, sin embargo, me encontraba sucio, me veía como un drogadicto, un ser que había tomado el camino fácil... El camino de las sustancias malignas. Era La Voz, que regresaba para arrastrarme al vacío de nuevo... Y casi funciona, comencé a rehuir a ciertas amistades, a las que culpaba de mi suerte... Como podían haberse aprovechado de mi momento de debilidad?, dios mío!, que clase de amigos son?... de los mejores. Sin duda, de los mejores.

Mi segundo suceso psicodélico me lleva al terreno de una nueva sustancia: La MDMA, o éxtasis. Terribles cosas había escuchado yo de esas demoníacas sustancias que destruían vidas a su paso y creaban Yonkis profesionales solo con probarlas... Pura falacia. De todas formas, mi miedo era real, cuando, en un bar, un amigo me ofreció una pastilla azul.

Fue como en matrix.

Si tomas la coca cola, seguirás siendo tu y todo será igual siempre.

Si tomas la pastilla azul, te prometo una nueva experiencia para ti que te cambiará para siempre... para siempre.

Elegí la pastilla azul... Nunca hubiera imaginado que sucedería algo parecido... Ni ellos tampoco. Nada podía haberme preparado para aquello, la bomba de relojería en la que me había convertido iba a estallar... a lo grande.

TODO, salió todo, después de desplomarme entre espasmos de puro placer por el suelo, desglosé ante ellos toda mi vida, todos mis horrores, todo estalló en una avalancha de palabras que se prolongó durante 27 minutos de grabación ante unos atónitos espectadores que nada podían hacer salvo escuchar la marabunta de pensamientos de aquel loco, de aquella alma atormentada a la que califican de amigo y que el los califica de salvadores, nada podía haberme preparado para una liberación tan brusca de mis emociones. Sentía como si mi boca estuviese expulsando mi cerebro entre arcadas... No podía cesar de hablar en momento alguno, no me guardé sueño alguno o fantasía, ni secreto, todo estalló en una bola de energía hilvanada con palabras temblorosas... con una voz que no era la mía. Tras esos 27 minutos, me levanté, totalmente feliz y salimos de fiesta como nunca.

Este suceso borró de un plumazo mi armadura, La Voz, y todo sentimiento negativo existente, todo se fue, voló entre las pirámides violetas que vislumbré en medio de espasmos aquella noche. Entre cielos exógenos y dioses primigenios que me miraban fijamente. Todo se fue, me vacié del mal que me atenazaba. Con mi armadura, se fueron de un plumazo todos aquellos prejuicios acerca de la gente. Reinicié el chip, pasé a cero. Sin opinar nada de nadie, sin juzgar, sin nada. Perdoné a todos y a todas las almas que me habían echo daño alguno... En otras palabras... Renací.

Y fue entonces, cuando la mentira dejó de tener sentido, cuando la verdad se abrió paso, magnífica, cuando el perdón me inundó y todo se tornó luz y felicidad.

Pero tanta luz, me cegó. Me cegó sobre los peligros que entrañaba contarles a mis padres que ahora consumía psicodélicos. Y por supuesto, yo no entendía su asustada postura sobre el tema. Para mí, habían sido mi liberación, y estaba dispuesto a consagrar mi vida a su defensa. Muchas palabras duras se intercambiaron aquellos días... hasta que llegó el festival de Ortigueira.

El festival de Ortigueira... Ese lugar de cuento de hadas que se pintaba como si de Jauja se tratara. El paraíso de los psicodélicos en el que nos sumergimos alegremente, sin ver que no todo es como lo pintan. Baste decir, sin citar a terceros, que fue una experiencia desenfrenada. En este lugar, probé por vez primera, La LSD. Y al igual que la MDMA, La LSD giró de nuevo la ruleta de mi visión del mundo... Y de tanto girar, se partió en dos.

En esta época, la realidad era totalmente subjetiva, la realidad de La LSD era tan válida como la nuestra propia, si no, quizás, debido a su mayor sensibilidad, la auténtica realidad vital. Armado con este convencimiento, me convertí en un radical defensor de la sustancia y de sus propiedades terapéuticas, muchas de las cuales me inventaba. De todas formas, al mismo tiempo, maldecía a la LSD por haberme abierto tanto los ojos. En realidad, estaba demasiado cegado para ver lo que sucedía.

El punto culminante del Huracán Psicodélico aconteció en una jornada de MDMA que empalmó con un día entero sin dormir + una toma de 2CB... El resultado: 23 horas de viaje, con comida familiar y misa en memoria de mi abuela incluída... y 74 horas sin dormir... Desde ahí, empezamos a bajar. Y bajar nos lleva a un punto extraño, un punto en que miraba hacia atrás y veía todo lo que había hecho, todo lo que había vivido... y me sentía vacío... Todo había sido un fraude más... y entonces, cuando la depresión pretendía asomarse de nuevo... Llegó Banir.

Banir, Abrazo entre cuervos.

Este suceso, si es que se puede llamar así, es el único que dudo que no fuera real. Más que por lo que sentí, lo califico de real por lo que desencadenó. Pero dejémonos de relatos previos y comencemos.

La hora del suceso se data entre las 8:30 y las 18:45 de un suceso que prometía ser normal...

JA!.

Esa noche, yo había tomado MDMA, por quinta vez en mi vida. Me sentía bien, especial, de hecho, sentía que algo se avecinaba pero lo achaqué a la sustancia y acallé el instinto, fue una gran noche. Regresé a casa a las 6, con los últimos restos de la sustancia escapándose entre mis dedos... los disfruté al 100% a pesar de la baja dosis que había tomado (Sabes que se termina cuando un hormigueo placentero se apodera de las puntas de tus dedos). Me acosté y jugueteé con mi gato, y tras unos minutos de juegos, apagué la luz. Precipitándome al sueño. No hubo tal sueño, dos horas después, seguía somnoliento pero despierto, preguntándome que rábanos pasaba... Y de pronto, llegó.

Apareció de la misma forma que La Voz, pero de forma cálida y amistosa... Describiré el dialogo de la mejor forma posible, tal y como lo recuerdo, tal y como pasó. Pero antes, decir que en ese momento,  se apoderó de mi una energía similar a la que me recorrió ayer, una basta fuerza que me traspasaba por completo e inundaba mi ser. Mi cansancio se desvaneció como si nunca hubiera existido y la energía permaneció el resto del día, hasta el final del suceso.

-Hola... Gabriel!

-Que?

-Eres Gabriel no?

-Si, si, lo soy... pero... Quien eres tu?

-Eso no importa, he venido a ayudarte.

-A ayudarme? pero quien eres? Que eres?

-Eso no importa, no tengo mucho tiempo, he venido a ayudarte.

-Pero.. quien eres?

-Puedes llamarme Banir.

-Banir? Pero quien eres? Que quieres? Esto es por el M? (Mdma) Que está pasando aquí?

-Tu crees que esto es por el M?

No, siento que dice algo dentro de mí.

- Entonces... que? vas a aceptar mi ayuda?

-Pero... joder, que quieres de mi? Eres la voz de la locura? es que al final soy esquizofrénico?

- (Voz Burlona) Si, exacto. Soy la voz de la locura... Donde está el mermelador?, que hace despierto? y el despertador que hace en el suelo? (Estas frases son muy propensas a aparecer cuando me hallo en estado de confusión mental por psicodélicos). No, es broma, no soy la voz de la locura, he venido a ayudarte y no hay tiempo.

-Que quieres que haga?

-Sigue esto: En ese momento, una flecha verde se materializa en mi mente, a pesar de intentar pensar a donde lleva, no puedo acceder a eso. Algo en mi interior me dice que tengo que aceptar que la flecha me guíe, algo en mi interior me dice que este ente es de fiar... Pero una pregunta acude a mí.

-Un momento... Quien te envía?.

En ese momento, la imagen de mi abuela se aparece en mi mente y mis dudas se disipan. El me pregunta:

-Listo?

Yo asiento. Y, en ese momento, todo se torna negro, una sensación de desplazamiento me embarga y siento que me mareo. Al recobrar la compostura, me hallo en una habitación de suelo de parqué y paredes infinitas. Ante mí, este ser, se materializa, tiene aspecto humano, pero sus facciones y cuerpo son de luz amarilla pura... Me mira, aunque no veo sus ojos y me dice señalando al interior de la habitación:

-Esa es la respuesta.

De inmediato. Unos ojos rojos aparecen por todas partes y seres compuestos de escoria, polvo, miedos y trozos de mí se abalanzan para despedazarme. En ese momento, miro cara a cara a mi depresión, a La Voz, a las sombras. Y cuando están a punto de llegar, el ente de luz dice:

-Bueno, nos vamos.-

Y en ese momento nos hallamos en praderas eternas, sin horizontes, campos que son trigo y a la vez verde hierba, un campo sin límites donde flota el ser y que una fuerte brisa agita en medio de un perpetuo atardecer/Amanecer. Banir, se gira, me mira. y sonríe. Acto seguido me habla de nuevo.

-Bueno, ya está. No ha sido tan difícil, verdad?-.

No puedo responder, él continúa.

-En fin... enhorabuena Gabriel, has sido muy valiente.-

-Enhorabuena... acabas de desbloquear uno de los Chacras...

Algo en mí se rompe, y estallo en llantos, me encuentro totalmente liberado, me siento feliz, lloro de alegría... Él me mira, y se ríe. Y me dice:

-Es hora de que me vaya... ABRAZO ENTRE CUERVOS?.

Esa frase me marca, mucho más de lo que nadie pueda imaginar, es como una definición perfecta de mi ser, nunca unas palabras me han conmovido ni me han definido tanto... Intentar explicar lo que significan sería perder el tiempo... así que no lo haré. Baste decir que me alcé y nos fundimos en un abrazo, que al mero contacto hizo que Banir se convirtiese en una bandada de miles de cuervos... Y entonces todo finalizó.

Apenas fueron cinco minutos... y sin embargo, en medio de aquella corriente de energía, me levanté entre lágrimas. Llamando a cualquiera que estuviese disponible, necesitaba contarlo, necesitaba una opinión que me dijera: Si, estás loco o No, no estás loco. Pero la necesitaba... y con premura, era menester que aquello sucediese... si no, enloquecería sin remedio.

En aquella mañana, tras años de odio, me reconcilié con mi padre, ascendí hasta un pueblo a 10 km de Monforte y hallé por alguna razón alguien que me explicó que eran los chacras... Descendí sin comer alimento alguno de nuevo hacia mi casa y tuve la que creo que fue la peor discusión con mi madre en toda mi vida. Ese suceso, que me acontenció en aquel momento pone fin a mi etapa psicodélica y da paso a mi despertar...

A partir de aquí, puedo estar loco, y no sería de extrañar puesto a todo lo que he vivido. Real o no, sueño o imaginación, esas vivencias han tornado mi ser en algo distinto. Algo, que de no poseer la mentalidad abierta que tengo, habrían desembocado en el suicidio o el ingreso en un psiquiátrico. Pero parece que me quedan cosas por hacer, desde entonces, veo el mundo de otra manera. Cada día descubro cosas maravillosas que antes pasaba por alto... y siempre saludo a los gatos. Un saludo y gracias por leer.

ABRAZO ENTRE CUERVOS.


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