Avance del capítulo 2: Hallazgo
-Tira de ese lado, chico!- lo apremió el anciano por el
altavoz
-Eso intento, eso intento!- replicó el sudoroso muchacho
mientras trataba de sostener la enorme plancha metálica en el aire. –Nada!,
pesa demasiado!, me va a hundir!- gritó asustado.
Un espantoso crujido indicó que otro de los soportes había
cedido, apenas quedaba tiempo y aquel tesoro de casi tres toneladas se hundiría
en el mar si no lograban izarlo. Por desgracia, un enorme y oxidado armazón
metálico actuaba de tenaza sobre la preciada plancha de metal, logrando que
poco a poco los soportes de la montaña de chatarra sobre la que se encontraban
fuesen cediendo en una algarabía de chasquidos y crujidos. Marcus sudaba
aferrado a la palanca de sujeción, su N.O.C.N.I se encontraba peligrosamente
cerca de la fuente de crujidos y eso le asustaba. En cualquier momento la
estructura se vendría abajo y el desdichado joven se hundiría bajo una montaña
de escombros y metal.
Marcus continuó aferrando la enorme plancha metálica con las
pinzas delanteras del artefacto, clavó las traseras para ganar agarre adicional
y comenzó a tirar de la placa aplicando el anzuelo trasero de agarre a la
montaña de escombros que se recortaba detrás. Otro crujido, la plancha se
deslizó un poco más hacia las profundidades, - El armazón es demasiado pesado!-
pensó. –y sin embargo, el desgraciado no se suelta!-, -Maldita sea!- imprecó
cuando la plancha se soltó de una de las pinzas que la sujetaban. –Tú no te
escapas…-gruñó mientras aferraba de nuevo la plancha metálica con la pinza
delantera libre. Un chasquido espantoso procedente del armazón le dio nuevos
ánimos, al fin una de las partes de la plancha estaba libre y la otra comenzaba
a sobresalir ligeramente.
El armazón emitió un nuevo crujido de protesta, las ventanas
de lo que antaño debió de ser una oxidada cabina escalonada miraban con odio al
ser de aspecto cangrejil que buscaba arrebatarle su corazón: Una enorme placa
de acero eterno de casi veinte metros de ancho. Inicialmente, el tesoro oculto
descansaba en la bodega de lo que antes fue un enorme barco antiguo, pero
gracias a los esfuerzos de la desconocida criatura, ahora el tesoro era
reclamado por un nuevo dueño y se abría paso rasgando en dos al que antes había
sido su guardián.
Ahora, el armazón se hunde en las profundidades del mar que
antes surcó orgulloso, decidido sin embargo arrastrar consigo el gran tesoro
que tantos años custodió, enzarzado en un mortal pulso con el N.O.C.N.I que
pugnaba por arrancar la valiosa placa metálica del gigante moribundo. El piloto
del artefacto se aferraba a la palanca de anclaje con fuerza mientras con su
mano metálica intentaba a duras penas continuar peleando por el ansiado premio.
-Cede maldito esqueleto…- gruñía con la fuerte perlada de
sudor, la pantalla azul central indicaba que el nivel de oxígeno y cadmio
eran suficientes para permanecer un par
de horas más operando a un nivel similar. Otro espantoso crujido indicó que el
momento de la victoria estaba próximo, unos pocos minutos bastarían, solo tenía
que aguantar un par de minutos más y todo acabaría.
Y tenía razón…
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