El Bosque Seco

El Bosque seco.

Crujientes, secos, la urraca se posa en los mustios árboles
el silencio y la niebla rodean el bosque
que no cesa de aguardar...
El Ermitaño yace junto a su piedra predilecta
largo tiempo ha pasado sin bajar
con paciencia apisona el tabaco de su pipa
no hay prisa, el tiempo no existe, no debe pasar.

El bosque seco cruje, sus ramas mustias se tornan...
garras oscuras en la noche, pero el miedo no vive en él.
El bosque evoca respeto y magia, soledad y paciencia
plenitud y satisfacción pero sobre todo...
secretos bien guardados en su mustio corazón...

El Ermitaño lo sabe, ha convivido con él más de lo que puede recordar
la muerte no es nada, el tiempo no fluye en este lugar.
Con calma respira una calada, del dulce tabaco... Oh!, soledad...
tranquilidad y plenitud, el Ermitaño siente que la noche cae
aunque el cielo siempre sea oscuro, un enorme pozo negro
que amenaza con enviar al bosque en dirección al vacio.

Pero el bosque se mantiene firme
no consentirá que lo devore el vacío
son más fuerzas que la simple madera...
lo que alberga en su interior...

El Ermitaño fuma tranquilo, ya han pasado cien años
desde que apisonó el preciado tabaco
lo único que su corazón codicia, dejando a un lado el saber eterno...
es tener suficiente vida como para comprender el secreto
la oscura y majestuosa canción que susurra el páramo
que se alza tras el bosque seco.

Quien decretó que el tiempo fluyese por el mundo?
la respuesta se oculta en la sombra del bosque seco
quien asesinó al creador del tiempo?
el páramo susurra ese aterrador secreto.

Esa es la razón por la que el Ermitaño
Ronda por el remoto bosque seco
desafiando al guardián y a su peligro...
con un silbido prende fuego a la diminuta lámpara
suficiente para hacer retroceder a la más persistente sombra:
La pertenencia más preciada del Ermitaño.
Lux, la esclarecedora.

El bosque seco cruje, las miles de urracas regresan de las dimensiones
para enterrar las joyas robadas en las mustias ramas
El Ermitaño sonríe, ya es de día.
Una tímida luz ilumina desde Planina el bosque seco.
apenas es un segundo pero basta reducir al Ermitaño a polvo
El tiempo ha pasado por el bosque
y el Ermitaño lo ha sufrido.

Pero No es el final del viejo Erudito
que tantas precauciones ha tomado
Lux comienza a brillar con fuerza
y del polvo el Ermitaño ha retornado.

Planina se recorta a lo lejos
y sus campos de adormideras Blancas
Planina sueña en el firmamento
el bosque seco permanece despierto
cargando en su corazón: Secretos y desdichas.
El Ermitaño se acomoda de nuevo...
su pipa recoge del suelo...
limpia su ancho sombrero de su propio polvo...
y extrae su bolsa de tabaco.

Con paciencia apisona la pipa...
una calada: La vida, dos: El deseo...
tres: La fortuna, cuatro: El destino...
cinco la muerte..., seis: El vacío.

Lentamente los aros de humo se disipan formando ecos
que rebotarán como sonidos en diversos oídos
Lentamente el Ermitaño cierra los ojos
y como urraca visita otros mundos...

Pues su vida no es suficiente...
Para lograr desvelar el secreto...
pero quizás pueda guiar a otro...
que le releve en el puesto.

Y mientras el Ermitaño con calma vuela.
Lux, la esclarecedora con calma vigila
pues la labor del Ermitaño es justa
y ella no puede por sí sola alcanzar Planina...

Y así el bosque seco, cruje de nuevo
y una urraca alza el vuelo...
cientos de miles siguen su rastro...
pero solo uno es el verdadero...

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